Instrumento en tus manos

¡Padre, Padre mío!; soy instrumento tuyo, que anhela ser un instrumento en tus manos...

Cuando pronunciamos estas palabras, nos estamos entregando completamente a la voluntad de Dios. Nos reconocemos como un instrumento en sus manos, como un objeto que Él puede usar para cumplir su voluntad. Esta entrega es un acto de fe y confianza en el plan que Dios tiene para nosotros.
A veces podemos sentir que no tenemos un propósito claro en la vida, que estamos perdidos y sin dirección. Sin embargo, cuando nos entregamos a Dios, nos damos cuenta de que Él tiene un plan para nosotros y nos guiará en el camino correcto.
Debemos recordar que la vida no siempre es fácil y que enfrentaremos pruebas y desafíos en el camino. Pero cuando entregamos nuestra vida a Dios, podemos estar seguros de que Él está con nosotros en todo momento, guiándonos y protegiéndonos.
Entonces, cuando pronunciamos "¡Padre, Padre mío!; soy instrumento tuyo, que anhela ser un instrumento en tus manos...", debemos hacerlo con humildad y confianza, sabiendo que Dios nos ama y siempre tiene lo mejor para nosotros.

Comentarios